La idea es sugestiva y a la vez terrorífica. Una especie de polígrafo medieval, tan infalible como expeditivo: quien introduce la mano en la Bocca della Verità (boca de la verdad) se arriesga a perderla para siempre si responde mintiendo a las preguntas que se le hagan. Aun así, los millones de turistas que visitan Roma al año no pueden resistirse a pasar la prueba.
La Boca de la Verdad es en realidad una antigua placa de mármol en la que aparece esculpida la cara de un enigmático dios. Se encuentra en una de las fachadas de la iglesia de Santa Maria in Cosmedin. Una curiosidad que habría pasado inadvertida de no ser por la película Vacanze Romane (Vacaciones en Roma) que la convirtió en un mito.
En dicho film hay una escena inolvidable: Gregory Peck es quien mete la mano en la misteriosa boca y finge, ante una aterrada Audrey Hepburn que se le ha quedado atrapada en las fauces de este dios de piedra. Una broma pesada que cada día es emulada por cientos de turistas.
Se trata de una de las leyendas romanas más populares, un mito que se remonta a la Edad Media, cuando se creía que la Bocca della Verità era capaz de descubrir las infidelidades de las esposas a sus maridos. Si creemos lo que cuenta la tradición, ante la pregunta de “¿me has guardado fidelidad?” las damas romanas respondían siempre que sí, solo que algunas de ellas se quedaban sin mano para siempre.
Seguro que si viajas a la Ciudad Eterna no podrás resistirte a la tentación de meter la mano en la Bocca della Verità. Sí, es una leyenda y una superstición, pero seguro que sentirás un pequeño escalofrío cuando tu piel roza el frío mármol.